"RESUCITAR"

A veces, no es necesario morir para estar verdaderamente cerca de estar muerto o muerta en más de un sentido; hay dinámicas, sentimientos e impulsos que nos pueden hacer morir o que minan nuestro ánimo o nuestro espíritu hasta el punto de tener la tentación de tirar la toalla, de rendirnos (seguramente con sobrados motivos para ello). 

El sinsentido, la apatía, indiferencia, injusticia, intolerancia, ingratitud, lesionar la dignidad, el deshonor, la mentira, cobardía, silencios cómplices, pasividad agresiva o actitudes violentas, y un largo etcétera... son acciones, sentimientos y actitudes que pueden conducir a toda persona a una "muerte" espiritual, existencial, personal o psicológica, social o laboral. 

Por el contrario, encontrar el sentido último de nuestra vida o vocación, tener claras nuestras prioridades personales, conocer nuestras posibilidades, intentar mejorar en aquellos aspectos que nos resultan difíciles, caminar hacia nuestros sueños; reír, amar, dejarse cuidar, dar gracias por los regalos que la vida nos ofrece, tener la suerte de hacer nuevos amigos, trabajar con excelentes personas, depositar nuestra confianza en Dios y en todos aquellas personas o circunstancias que sean sus instrumentos; todo ello, nos puede ayudar a revivir o resucitar. 

Pueden ocurrir dos cosas: dejarnos morir o resucitar. En este tiempo, en Pascua, los cristianos hablamos de Vida y Esperanza, de cuanto podemos hacer por nosotros mismos o ayudar a los demás para que sean más felices. Ánimo y a "resucitar".